Cuando se trata de discutir el impacto ambiental de la producción de carne de vacuno, uno de los términos que con frecuencia se mencionan es la «huella hídrica». Comúnmente se menciona la cantidad necesaria de agua para producir un kilo de carne, una impresionante cifra de 15,000 litros. La huella hídrica de la Ganadería Bovina
Es un dato sorprendente que nos hace pensar en su impacto, sin embargo, estas cifras suelen ser engañosas e inexactas solo para crear controversia.
Aclarando las cifras
Si bien esta cifra se ha utilizado ampliamente en discusiones sobre la huella hídrica de la carne de res, es importante entender que es una simplificación excesiva que no refleja la realidad. Más del 90% del agua que consume el ganado proviene de lo que se conoce como «agua verde», es decir, agua de lluvia.
Los científicos han calculado que, en realidad, se necesitan aproximadamente 50 litros de agua dulce para producir 1 kg de carne de vacuno.
Origen del Término Huella Hídrica
El término «huella hídrica» fue acuñado por primera vez en 2002 por el profesor Arjen Hoekstra, de la Universidad de Twente en los Países Bajos. La huella hídrica se utiliza para medir el uso de agua en la producción y el consumo de productos agrícolas e industriales.
La huella hídrica ha contribuido significativamente a la conciencia global sobre la importancia de la gestión sostenible del agua y su impacto en el medio ambiente.
Tres tipos principales.
a) Huella Hídrica Azul: Esta se relaciona con el consumo de agua dulce superficial o subterránea. En el caso de la producción ganadera, esto incluye el agua utilizada para beber los animales y para el riego de los cultivos utilizados en su alimentación.
b) Huella Hídrica Gris: Esta está vinculada al agua utilizada para limpiar los efluentes de la producción y reciclarlos. En la ganadería, esto se refiere al agua empleada en el manejo de desechos y la gestión de estiércol.
c) Huella Hídrica Verde: Esta categoría se refiere al agua de lluvia que se utiliza de manera indirecta en la producción de alimentos, ya que esta agua beneficia al crecimiento de cultivos y pastizales utilizados en la alimentación del ganado.
Un dato sorprendente es que el 93% de la huella hídrica atribuible a la producción ganadera es agua verde, es decir, agua de lluvia. Esto significa que la mayor parte del agua utilizada en la producción de carne de res no es agua dulce de fuentes superficiales o subterráneas, sino agua que cae del cielo y que de otro modo no se utilizaría en la agricultura.
La Importancia de la Conservación del Agua
Si bien es evidente que la conservación del agua es una preocupación crucial para la agricultura y la ganadería, también es importante reconocer que necesitamos refinar los datos y comprender mejor cómo medir el verdadero consumo de agua en la producción ganadera. Utilizar cifras simplificadas puede llevar a malentendidos y decisiones erróneas.
La huella hídrica en el sector vacuno es un tema complejo que merece un análisis más profundo. A medida que continuamos buscando formas de producir alimentos de manera sostenible, es esencial tener en cuenta todos los aspectos de la producción, incluido el uso del agua, para tomar decisiones informadas y efectivas.
¿Existe alguna solución para aprovechar mejor el uso del agua en el ganado?
La zeolita es un mineral natural que se ha utilizado como un aditivo alimentario para mejorar la retención de agua en los animales. La zeolita tiene una estructura cristalina porosa, lo que permite que sea capaz de retener grandes cantidades de agua.
Una de las maneras en que las zeolitas ayudan en la retención del agua es mediante la adsorción de moléculas de agua en su estructura cristalina. Esta adsorción de agua se produce debido a las fuerzas electrostáticas entre las moléculas de agua y los iones de carga en la estructura de la zeolita.
Además, las zeolitas también pueden ayudar a mejorar la retención de agua en los animales mediante la mejora de la digestión y la absorción de nutrientes. Al mejorar la digestión, las zeolitas pueden ayudar a aumentar la eficiencia alimentaria, lo que permite que los animales utilicen mejor los nutrientes en la dieta y retengan más agua en el cuerpo.
